La cotidianeidad, la rutina, los hábitos y el día a día conforman las semanas, las semanas forman los meses y los meses se convierten en años que pasarán a la historia. Nos levantamos, limpiamos y en algún punto de nuestro día, nos sentamos. Son inherentes a nosotros y tendemos a pasarlas por alto porque sentarnos es una acción que hemos repetido tantas veces que su significación ha perdido peso. Si nos tomáramos tan solo un segundo para poder imaginar un mundo sin estas, podríamos dimensionar su impacto e importancia dentro de nuestras vidas. Un descanso, un centro de atención, un momento de relajación e impulso para proseguir. Momentos tanto fugaces como perdurables. Conforme la actividad, cambia el diseño de la silla. Su altura, profundidad, encuadre, inclinación dependen directamente de la ergonomía, función y espacio que se le otorga. Cuando nuestras actividades sufren transformaciones, nuestras sillas también.
Hagamos un recuento històrico para ver de una manera màs directa los cambios que han sufrido las sillas en concordancia a nosotros. Vayamos tiempo atrás, específicamente 5800 años en Egipto, en donde se tienen los primeros registros de sillas u objetos que se usaban para poder sentarse. Únicamente se le tenía permitido su uso a las personas que tenían una gran autoridad o papel dentro de la sociedad, tal como los faraones. Con el fin de hacer la experiencia de sentarse más cómoda, se le agregó un respaldo, pues el tiempo que pasaban en los bancos era prolongado y las molestias en la espalda también. La mayoría de las sillas en Egipto tenían jeroglíficos correspondientes a su historia, tenían muchos detalles de oro y estaban hechas de madera, un material difícil de conseguir en esa ubicación geográfica.
Hagamos otro viaje en el tiempo-espacio y remontémonos en Europa. Eran tiempos en los que el intercambio comercial entre continentes y países estaba a la orden del día, y cambiaron las cosas cuando llegó la caoba tropical, proveniente de Occidente a Europa. Con muchas más posibilidades gracias a sus propiedades,esta madera era más resistente y mucho más fácil de trabajar a la hora de tallarla y cortarla. De forma gradual, las sillas adoptaron estilos, pues son objetos que necesitan transmitir un mensaje a través de su diseño. El estilo rococó transmite el gusto por el movimiento y la necesidad de libertad, el estilo barroco transmite riqueza y sentimientos complejos, el estilo art déco transmite exageraciones a través de la geometría, el art noveau transmite tranquilidad utilizando elementos de la naturaleza.
Antes de la Revolución Industrial, la producción de sillas era esencialmente artesanal. La sociedad estaba creciendo y también la necesidad de producir más sillas. Uno de los acontecimientos que dio origen a esta producción industrializada fue la creación de la silla Thonet en 1859. Una silla cuya estructura curva se debe al vapor ejercido en el tratamiento de la madera. Ocupaba mucho menos espacio al ser embalada. Esto significaba que sus piezas se podrían transportar fácilmente gracias a su diseño eficaz, solo se necesitaba de algunos tornillos y tuercas para poder armarla. El asiento se solía tejer en mimbre o palma. Este momento fue un antes y después en la historia de las sillas, pues el proceso industrial hizo que fuera más accesible y pasó de ser un objeto reservado solamente para las clases más altas de la sociedad a ser un esencial dentro de la vida de miles de personas.
En 1919 se fundó la Bauhaus, la escuela de diseño más influyente de la historia. Adoptando el lema “arte dentro de la industria”, enfocó su atención en el estudio de materiales, teoría del color e introducción a estudios especializados. Dio paso a la experimentación con el acero tubular, el cuero, los plásticos, el poliéster y más. Abrió el abanico de posibilidades estructurales, su comportamiento dentro de los interiores, la existencia del multiuso y hacer una declaración de modernidad.
Las restricciones ayudan a tomar decisiones. Además el coste es un tema fundamental dentro de su diseño, pues se debe tomar en cuenta la cantidad de material a utilizar, la cantidad de energía que se utiliza durante el procedimiento y sus acabados. Una silla debe alcanzar la perfección: ergonómica, económica y estética. Diseñar buenas sillas, no recae en saber meramente sino de observar constantemente. Entender su funcionamiento. Entender la sociedad, entender al usuario, entenderte. Estamos rodeados de cambios, la historia se repite pero cada día se agregan nuevas inquietudes que necesitan ser respondidas, se necesita saber qué es lo que necesita el mundo. La silla fue evolucionando de forma y características con la finalidad de hacerla cada vez más bella. Por bella, no solamente recae en la parte estética, más bien de su totalidad en sí. Para que un objeto sea bello, debe volverse útil. La forma y la función son escaleras que nos conducen al piso del diseño.
Por:
María Fernanda Baños Álvarez
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