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Mathias Goeritz y la arquitectura emocional

Goeritz fue un arquitecto alemán nacido en 1915, quien contribuyó en México a la integración del arte y la arquitectura a través del concepto de arquitectura emocional.



Torres de satélite. Por:  Valeria Méndez Mendoza, Valeka.
Torres de satélite. Por: Valeria Méndez Mendoza, Valeka.


Su vida y obra estuvieron marcadas por un afán de exploración artística que desbordaron los límites convencionales de la pintura, escultura y, sobre todo, la arquitectura. Su contribución fue esencial para la definición del movimiento moderno en México.


Nacido en Danzig, actual Polonia, estudió medicina en la universidad de Berlín por un año, sin embargo, sus inquietudes estéticas hicieron que optara por estudiar arte en la Escuela de Artes y Oficios de Berlín-Charlottenburg para después cursar su doctorado en Filosofía e Historia del Arte en la Universidad de Berlín.


Llega a México gracias a la recomendación que el artista Alejandro Rangel Hidalgo hizo al arquitecto Ignacio Díaz Morales, quien trabajaba en la concepción del programa de estudios de la entonces recién inaugurada Escuela de Arquitectura de Guadalajara, ya que el rector general de esta universidad, Jorge Matute Remus, quiso incorporar a profesionales europeos, por lo que se trasladó a la ciudad de Guadalajara, Jalisco, en 1949; lugar en el que dio inicio a su renombrado Taller de Educación Visual, en donde difundió las enseñanzas de la Bauhaus. “Fue en ese contexto donde conoció al ingeniero Luis Barragán y al pintor Jesús Reyes Ferreira, con quienes, en años posteriores, realizó varios proyectos de relevancia para la historia del arte y la arquitectura mexicanas.”


Para 1952, se trasladó a la Ciudad de México, en donde fue contratado por la Universidad Nacional Autónoma de México para dirigir un taller de educación visual. Más tarde, la Universidad Iberoamericana le encomienda la creación de la Escuela de Artes Plásticas. Además, se le encargó la construcción de un edificio en la Ciudad de México y otros proyectos que forman parte, hoy día, del paisaje urbano. Desde entonces, su influencia fue notable en la plástica contemporánea, gracias a la influencia artística que poseía, Goeritz comenzó a fusionar el arte con la arquitectura en sus obras, rompiendo la barrera entre la arquitectura puramente funcional a una que produjera sensaciones y emociones más allá del confort, llegando así al concepto de arquitectura emocional.


ARQUITECTURA EMOCIONAL


Goeritz desarrolló este concepto a partir de la creación del Museo Experimental del Eco. Este recinto surge de la necesidad de Goeritz de experimentar con la arquitectura y las emociones humanas que esta podía causar en sus visitantes.


La historia del museo surge a partir de que Goeritz conoce a Daniel Mont, un empresario mexicano que estaba interesado en proyectos relacionados a bares, restaurantes y galerías de arte. Mont comisionó a Goeritz la creación de un lugar que  conjugara sus intereses comerciales y el espíritu vanguardista de algunos actores culturales de la época, con la intención de encontrar algo diferente a lo establecido, esto bajo la premisa “haga lo que se le dé la gana”.


Fue en 1953 que Mathias Goeritz edificó el Museo Experimental el Eco en la calle de Sullivan, número 43 de la Ciudad de México. Concebido como una escultura penetrable y diseñado como una estructura poética cuya disposición de corredores, techos, muros, recintos y vanos llevaban a sus visitantes a reflejar su experiencia del espacio en un acto emocional; este concepto desafiaba los intereses del funcionalismo en voga durante esta época. En 1954 el manifiesto escrito de la arquitectura emocional.


En este, argumentaba que la arquitectura debía ir más allá de la simple utilidad o eficiencia y convertirse en una experiencia espiritual, capaz de conmover al ser humano y conectar con lo trascendental, yendo totalmente en contra de lo que respecta al funcionalismo.


Su filosofía estaba influenciada por movimientos como el expresionismo y por la obra de artistas y arquitectos que buscaban incorporar lo simbólico y lo abstracto en sus creaciones. La Arquitectura Emocional también reflejaba su interés por el arte como un medio para generar impacto psicológico y espiritual.


Características de la Arquitectura Emocional


  1. Minimalismo y reflexión en la obra:

    Goeritz evitaba la ornamentación excesiva, buscando formas simples y abstractas que transmitieran pureza y fuerza simbólica.


  2. Uso del Color:

    Los colores intensos y contrastantes desempeñan un papel importante en sus proyectos, ayudando a crear atmósferas específicas y a resaltar las emociones.


  3. Legado escultórico:

    Sus obras a menudo utilizaban una escala monumental que imponía respeto y admiración, apelando a lo sublime.


  4. Espacios Espirituales:

    Inspirado por la arquitectura religiosa, Goeritz concebía espacios que promueven la introspección y la conexión con lo trascendental.


  5. Interdisciplinariedad:

    Integraba diferentes disciplinas artísticas como la escultura y la arquitectura a través de la creación de espacios que al habitarlos, invitaban también a la reflexión.


  6. Ejemplos de Arquitectura Emocional


  7. Torres de Satélite (1957):

    Realizadas en colaboración con Luis Barragán, estas cinco torres monumentales son un ejemplo de cómo la escala y la abstracción geométrica pueden transmitir fuerza y trascendencia.


  8. Capilla de las Capuchinas (1953-1960):

    Aunque la capilla fue diseñada por Luis Barragán, Goeritz contribuyó con el diseño del mural del muro dorado, un elemento clave que evoca espiritualidad y solemnidad.


La arquitectura emocional tuvo una gran importancia en México, en el mundo de la arquitectura y la educación artística que se impartía en ese entonces. Goeritz, influyó en artistas y arquitectos, como Luis Barragán al buscar que la arquitectura no solo fuera una experiencia funcional, sino también una experiencia estética y emocional que aun en nuestros días se conserva como tema de discusión. Diversos arquitectos han denotado esta influencia: un ejemplo fue el Serpentine Pavillion, de la arquitecta mexicana Frida Escobedo, que integró el minimalismo arquitectónico y con un enfoque artístico, enfatizando materiales y resaltando los juegos de luz y sombra.


Actualmente, el pensamiento interdisciplinario de Goeritz ha significado una nueva visión de la arquitectura y la premisa de que la arquitectura, no solo debe responder a necesidades humanas, sino también a emociones y sensaciones, siendo estas las que más impactan en los habitantes.



 

Por:

Valeria Méndez Mendoza

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